El
pasado fin de semana me ha servido, no solo para relajarme mucho, sino que también culturizarme un
poco. Aprovechando los rayos de sol del sábado, cogimos nuestras bicis y nos
fuimos al Museo de Arte Contemporáneo de Boston.
Desde
Cambridge, cruzando el rio Charles llegamos hasta Boston. El paseo en bici fue
muy agradable. El museo está situado cerca del puerto, por lo que pudimos
disfrutar de las vistas al Océano Atlántico.
Fundado en 1936 como el Museo de Boston de Arte
Moderno, este museo fue concebido como un laboratorio para defender los
enfoques innovadores del arte. En la búsqueda de esta misión, en sus primeros
días, el museo estableció su reputación por identificar nuevos e importantes
artistas; cambió su nombre por última vez convirtiéndose en el Instituto de
Arte Contemporáneo en 1948. Este museo quiere dar a conocer los placeres
de la reflexión, la inspiración, provocación y la imaginación que el arte contemporáneo
ofrece.
Después
de empaparnos con las obras y arte del museo, nos dimos cuenta que afuera había
estado lloviendo. Qué suerte que estábamos a cubierto y no nos mojamos. Por
supuesto, hubo tiempo para jugar en los charcos cual niños pequeños.
¡Fue un gran día, muy divertido y educativo!
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